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Ubicando a los Hijos y Estableciendo Límites

El establecer límites realistas sobre la condición económica de la familia es una conducta funcional y representa la posibilidad de movilizar los recursos de cada uno de los miembros de esta para salir adelante y enfrentar la vida con sentido y congruencia.

Una de las cualidades inherentes a nuestra vida es el cambio, podemos tener certidumbre en que este se presentara en todo momento y en los diversos aspectos de nuestra vida, la incertidumbre económica es algo estremecedor y muy actual. Cómo padres quisiéramos proteger a nuestros hijos y seres queridos del sufrimiento que las dificultades económicas pudieran generar. En todos los grupos humanos encontramos diversas formas de enfrentar estas dificultades, en algunos lugares las familias van sobreponiéndose y adaptándose y en muchos otros podemos observar un franco deterioro e incapacidad de salir adelante con la consecuente afectación de las comunidades y de las familias. La vida nos enfrenta a los cambios en múltiples áreas como posibilidades de evolución y oportunidades de poner en juego nuestros recursos internos y los de nuestros grupos de pertenencia entre ellos la familia, por lo tanto la aceptación de las necesidades económicas como parte inherente de nuestra vida facilitara la interacción y la búsqueda de soluciones.


El desarrollo y la estructuración de nuestra personalidad se originan en nuestra familia por medio de la interacción con las personas encargadas de cubrir nuestras necesidades mas primarias y de esta forma asegurar nuestra sobrevivencia, el ser humano en sus primeros años de vida depende enteramente de sus padres o personas encargadas de cuidarle; y es precisamente en donde también adquirimos un sentido de realidad y de la condición de ser aceptados o no, además de la sensación de merecer y de la capacidad de nuestros padres de satisfacer nuestras necesidades.


La educación de los hijos es un proceso de muchos años en donde la comunicación clara y directa debe predominar. La familia es un agente socializador dinámico en donde cada uno de los integrantes tiene un rol que al activarse fortalece un sistema funcional que ayudara a la independencia e individuación de sus miembros. Existen temas que la familia debe abordar y cuidar durante todo su desarrollo si desea mantenerse funcional a lo largo de su ciclo vital y uno de ellos es la economía. Esta determina muchísimo el estilo de vida, las costumbres y el sentido de seguridad para cada uno de los miembros de este sistema, es tan importante que también juega un papel en la autoestima e identidad de los hijos y padres.

En una sociedad centrada en el consumismo la imagen de fracaso va asociada con la posibilidad de no adquirir, lo que esta de moda o bien lo que se entiende en ciertos grupos como la forma de ser feliz y de lograr un estatus o pertenencia para asegurar la estabilidad de la familia. Esta forma de construir familias nos enfrenta a los padres a la premisa de que si deseamos ser “buenos padres necesitamos proveer a nuestros hijos con todo lo que ellos necesiten para su desarrollo integral”, esto en un primer plano es correcto sin embargo al analizarlo mas a fondo nos enfrentamos con la situación de que muchas veces quien decide que necesitan nuestros hijos no somos los padres sino los medios masivos de publicidad quienes nos orientan a consumir como forma de cumplir nuestra paternidad en forma exitosa y a descuidar elementos esenciales que todo ser humano necesita para su desarrollo sano en el plano psicológico como son la solidaridad, el altruismo , la creatividad entre otros. Además de que genera en los hijos necesidades ficticias y promesas subliminales para llenar sus egos en formación.


Como padres nos enfrentamos a un dilema el cual puede llenarnos de angustia y en ocasiones ir más allá de nuestros límites y realidades para darles a los hijos lo que en ocasiones traerá más sufrimiento que crecimiento. El establecer límites y hablar con los hijos sobre las posibilidades reales y los deseos en el plano económico es sano y ayuda enormemente a que los hijos crezcan con un sentido de responsabilidad además de que favorece la comunicación entre la pareja como frente común ante alguna necesidad de la familia. Conforme se despliega el desarrollo y la comprensión de los hijos estos pueden ser involucrados paulatinamente en la toma de decisiones sobre lo económico y de esta forma convertir este tema en algo natural y no en un tabú que genera enojos, resentimientos y malos entendidos como sucede en las familias que no se permiten hablar abiertamente sobre el tema o peor aun que no saben como abordarlo ante sus hijos y que además experimentan culpa al sentir que están fallando como padres al no lograr los estándares diseñados por la publicidad y cumplir los caprichos de los pequeños para que tengan lo que tienen todos sus amigos , aunque esto en ocasiones no sea posible debido a múltiples factores que rebasan la capacidad de estos padres.


En familias donde se toman medidas para establecer ciertas restricciones, estas no deberían de ser impuestas a los niños, se les deben incluir en las decisiones familiares para elaborar un cálculo de gastos razonable con los ingresos. “Este ejercicio es para los papas y al invitar a los niños a la preparación del presupuesto, va generando un consumo responsable, y además van educando a niños para el mañana permitiendo que formen parte de la solución familiar”.


En la medida que los hijos crecen las necesidades de la familia y de ellos va en aumento, al llegar a la adolescencia la frágil autoimagen y su constante búsqueda de identidad, los lleva a cuestionar intensamente sus circunstancias y exigir a sus padres que les compren tal o cual producto, la relación es generalmente tensa y algunos padres ante el temor de perderlos ofrecen lo que no tienen y ante estas falsas promesas sus hijos se desilusionan y enojan aumentando la distancia, talvez si durante la infancia hubieran enseñado sin culpa su realidad los hijos podrían haber desarrollado un poco mas de tolerancia a la frustración. Las posibilidades de los padres generalmente están abiertas como una alternativa para los hijos, durante esta etapa les tocara a ellos desarrollar sus habilidades y aprender a proveerse de lo que necesitan. Una de las funciones de una familia sana es el desarrollo de la independencia en el plano emocional y económico de todos sus miembros.


Podemos recordar una de las máximas de Confucio “Educa a tus hijos con un poco de hambre y con un poco de frío”.

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